Solo era una mañana gris



Solo era una mañana gris, para un hombre gris y mediocre…

Acababa de despertar, postró sus manos al filo de la cama y, tras diversos titubeos y pensamientos confusos, decidió incorporarse.

Se acercó a la ventana y, poco a poco, como un autómata, levantó la persiana hasta la altura de sus ojos, miró por la misma y eso es lo que vio: Una mañana gris…

“Solo era una mañana gris, para un hombre gris y mediocre…”, reflexionó.

Dejó caer la persiana con un único movimiento y el ruido de la misma al chocar con el poyete le estuvo persiguiendo mientras se calzaba.

Entró en el baño, se miró al espejo y agachó la cabeza. Se asió con sus brazos al lavabo y volvió a levantar la cabeza. Quedó mirando su propio reflejo durante escasos segundos que a él le parecieron minutos, minutos inacabables… divagando si realmente conocía a la persona que tenía enfrente, si efectivamente él había guiado a esa persona por los senderos de la vida hasta llegar  al recodo en el que se encontraba.

Volvió a agachar la cabeza. Sus manos entraron en contacto con el agua fría, helada para su cara, inexistente para su alma.

“Lo que daría por descansar de nuevo”, se dijo a sí mismo, echando una mirada de soslayo a la cama aún por hacer y que dejaría así durante todo el día.

No quiso pensar más. Se hizo una taza de café y una rápida tostada, se sentó mientras desayunaba, como todos los días, delante del televisor.

Al primer bocado, recordó que hoy era un día “especial” pero que, a la vez, sólo era un día más, como cualquier otro.

Antes de marcharse, volvió a mirar a la calle… “Sólo era una mañana gris…”

Conducía impávido, perdido en sus pensamientos, los cuales no eran más que las miles de inquietudes y sueños que aún tenía. “Pero el tiempo no espera… a nadie”. Subió el volumen de la radio para que esos pensamientos se desvaneciesen.

El día pasaba, seguía gris, como él.

Pasó horas sentado, en un lugar en el que había pasado muchas más de las que recordaba y que, ahora, sabía que echaría de menos en breve.

“¡Qué ironía! En este lugar donde el tiempo sí que parece que te espera… y se detiene… y se hace eterno…  Este lugar que tantas veces he odiado y del que he renegado… Pronto el tiempo seguirá su destino a la misma velocidad para mí”

Siguió pasando el día… “Ese día gris…”

Sólo pensaba en problemas: en los que tuvo, en los que tenía, en los que tiene y en los que tendrá… Pero únicamente en problemas… no en sus soluciones…

¿Podría haber sido diferente su tiempo finito? “Claro”… volvió a decirse a sí mismo, con una amarga y resignada sonrisa en su gesto, tan inexpresivo… tan gris…

Parecía que su corazón latía para alimentar a un ser hueco y sin ambiciones, sin cordura, sin poder para enfrentarse al mundo y salir vencedor… sin alma…

Sin apenas darse cuenta… había vuelto a su hogar, las horas interminables donde el tiempo se detenía, no se iban a repetir…

Era de noche… pero sabía que el cielo aún seguía grisáceo…

Nunca tomaba decisiones, siempre se dejaba guiar, era apático y no reaccionaba ante nada…

Pero… ¿por qué no? Su mente se abrió para él… “Soy enemigo de la filantropía y, sin embargo, soy un hijo de la humanidad…”
De repente… el oro líquido que guardaba en su cuerpo comenzó a brotar de dentro hacia fuera… “Por fin algo de color en este día…” Se dijo y se abandonó en su ataúd de aguas templadas que había preparado…


Se despertó sudoroso… la sangre le golpeaba en las sienes hasta provocarle un dolor intenso… Había sido un sueño… Postró sus manos al filo de la cama y, tras diversos titubeos y pensamientos confusos, decidió incorporarse.

Se acercó a la ventana y, poco a poco, como un autómata, levantó la persiana hasta la altura de sus ojos, miró por la misma…

“Solo era una mañana gris, para un hombre gris y mediocre…”


Crudelius est Quam mori Semper timere mortem



Fuedtecito 

1 comentarios gorrioneros :

Viva la alegría

18 de febrero de 2013, 23:43 comment-delete

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