Aceptando la desesperación

De todos es bien sabida mi afición por todo lo concerniente a los años entre guerras, al alzamiento del Tercer Reich y con él, tras años en el poder, el comienzo de casi siete años de destrucción de Europa en la que se abrieron algo más que grietas; grietas que a día de hoy aún quedan sin cerrar. Sin olvidar el teatro de operaciones del Pacífico donde el Imperio Nipón no anduvo a la zaga germana en cuanto a crueldad...

El resultado de esta sin razón: Más de veinte millones de militares fallecidos y más de cuarenta millones de civiles masacrados...

Luz, fuego, destrucción...

Dentro de la vorágine de terror y sin razón, existía el agravante de ser un "subhumano"... Ser judío...

Vivir en los guetos debió ser algo dantesco, sentirse nada, que todo pierda sentido, una experiencia únicamente superable por un campo de concentración... Esos infiernos donde se llevó a cabo la "Endlösung".

Ponerse en la piel de personas normales, sencillas, con su vida, dentro de una relativa rutina (si es que la vida se puede ver como una rutina)... que de la noche a la mañana, teniendo poco o mucho lo pierdas todo y quedes prisionero y tratado como una cucaracha en tu propia casa...
Sentir que en cualquier momento puede aparecer un agente de la Geheime Staatspolizei (Gestapo) y que te señale y que se abran delante de tu memoria todo un abanico de torturas y tratos vejatorios...


"Aspira su cigarrillo encendido hasta que tiene una buena brasa en la punta, sujeta la punta sobre mi mano durante un segundo, aprieta los labios y presiona lentamente el cigarrillo sobre mi piel... Cuando retira la colilla apagada, quita la ceniza de una sacudida y queda una herida redonda y supurante que en media hora se inflama formando una semiesfera brillante y pequeña. Después vuelve a producir tres de estas heridas, no muy distintas a tres guisantes rosados o amarillos, hasta que los revienta con el golpe de una regla, y entonces las heridas y el dorso de mi mano se tiñen con el líquido de dentro."

¿Qué pasaría por la cabeza de esas personas? Muchas veces pienso que haría yo en su lugar...  ¿Por qué no protestar y unirse contra el opresor? ¿Por qué no luchar si el final puede ser el mismo?
La muerte, la muerte está ahí, a cada paso, en cada esquina, en cada bocanada de aire tomada... Y te das cuenta que estás sólo en esto... 

Aceptando la desesperación...


Aquí estamos tú y yo, frente a frente
en esta insondable confrontación
en la que tarde o temprano saldrás victoriosa.

Hoy visitaré cualquier tugurio,
quizás me atreva a levantar la cabeza,
a mirar a los ojos, a fantasear...

¿Eres tú? ¿Podrás ser tú? ¿Serás tú?
¿Quizás... ? ¡¡jajaja JA!!

No será ninguna pero serán todas;
Ya no vacilo al mirarte, 
a pesar de que ya no tengo coraza, 
ir a tu encuentro sin Tizona
era como ir a un lupanar sin cartera.

La venda está más suelta
pero no aún ha llegado a mis pies.
No se pierde el temor, eso no se puede cambiar
pero ahora te acepto, tan intangible como real,
sé que paseas de la mano de cualquiera de nosotros.

No quiero huir: ¿Serviría para algo?
No, esa no es la solución...
Tú das significado a este camino
a esta ruta que se va creando a cada pisada.

¿Eres tú? ¿Podrás ser tú? ¿Serás tú?
¿Quizás... ? ¡¡jajaja JA!!

Mortales son nuestras decisiones                                           
Universales son las tuyas                                                       
Estrecha es la senda por la que vagamos                               
Robas lo más querido y a la vez das paz                                
Tranquilo, sin victimismo, sin odio, afrontándolo no sin pesar...
Espero, siempre espero...                                                      



Crudelius est Quam mori Semper timere mortem 


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