Sirena de Plata

Llevamos 8 días de juegos olímpicos en la gris city londinense...
Parecía que para España su cielo era aún mas plomizo y grisáceo que para el resto.
Con el chaparrón que nos está cayendo en otras lides de la vida, donde ya nos faltan manos para abrir paraguas y cada vez que abrimos uno se lo lleva el viento... Parecía que ni siquiera íbamos a poder dejarnos llevar por la emoción del deporte.

Muchos criticarán que con la situación del país haya tontos para esto... para despreocuparse de los problemas que ahogan a tanto y tanto españolito, pero la vida no es sólo economía y, además, en la calle, en el campo, no hay ni puertas ni ventanas.

Tras las decepcionantes actuaciones que hemos estado viendo estos días, sobre todo, la "rojita", no sólo por el hecho de caer eliminados, pues eso puede ocurrir, es deporte, si no por la actitud mantenida en las postrimerías del encuentro ante Honduras, eso sí es vergonzoso: siempre hay que saber perder. Además, podemos añadir el desastroso izado de telón que hemos tenido en atletismo.

Tras varios diplomas y ya dos medallas, esta tarde-noche la señorita Mireia Belmonte (si es que con ese apellido... oooole) tenía la oportunidad de darnos un alegrón. Me ha emocionado su esfuerzo. Ante la imponente exhibición de la estadounidense Ledecky (tan sólo 15 añitos y ya campeona olímpica) y viéndose superada hasta mitad de prueba por 3 nadadoras mas, Mireia fue dosificando su esfuerzo, sabiendo que, como todo en la vida, lo importante no es el comienzo sino como se acaba, si eres capaz de llegar al final y decir: "Sí, estoy orgulloso de casi todo lo que he hecho, he luchado por lo que quería, a veces lo conseguí otras no... pero no puedo reprocharme nada."; tendrás mucho ganado.

Ella, poco a poco, fue creciéndose, parecía que en su calle la piscina se hacía cada vez mas corta y fue recortando la distancia con sus contrincantes. Alcanzó el cuarto lugar, el tercero... e incluso superó a la gran favorita, la británica Adlington, para acabar dándose un baño de plata en la piscina olímpica. En esos metros de remontada os puedo asegurar que me dieron ganas de tener una piscina y zambullirme... ¡y eso que no sé nadar!

Hace escasos minutos, he observado la entrega de medallas. Además de felicitar a la española, hay que felicitar a la estadounidense que ha dado todo un espectáculo. Y, también, como no, a la gran favorita... siempre es bonito ver como un humano es capaz de expresar sus sentimientos sin temor a críticas y no le ha importado llorar de emoción al recibir la medalla de Bronce (la cuál seguramente no sería la que ella esperaba) y escuchar como toda la piscina olímpica le animaba. 

Mireia, como casi siempre en los deportistas, tiene también su historia... Empezó a nadar a los 4 años como consejo médico para corregir su escoliosis. ¡Bendita escoliosis diríamos ahora! Además, no sólo "luchó" en la piscina contra su escoliosis... también descubrió que era asmática y alérgica al cloro... Debe ser duro dedicarse a un deporte para el que parece que no estás hecho... y salir victorioso ha de ser una gran satisfacción.

 Mireia, una sirena de plata, que hoy, al menos a mí, me ha hecho olvidarme del paro, de las preferentes, de la prima, de surprimo y de surmano...

Crudelius est Quam mori Semper timere mortem


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