Cortina de Humo

Era 11 de marzo, sí, otra vez, 11, y de nuevo, amargamente para nosotros, de Marzo.

Como todos los días, sobre las 7.15 de la mañana, me dirigía noctámbulo hacía mi centro laboral utilizando la burra de acero, ya que el vehículo se está convirtiendo en un artículo de lujo debido al precio asombroso al que el oro negro está llegando.

Escuchando la radio por debajo del casco reglamentario, escuchaba que había una alerta de tsunami en Japón debido a un terremoto de 8,9 grados en la escala Richter que se había producido a las 6.46 hora española.

Mi primer pensamiento fue aseverar que no pasaría nada, que ese gran país desarrollado como es Japón, con esos tremendos sistemas “anti-terremotos” con los que se proyectan la realización de los edificios, estaría más que preparado para aguantar lo que le echaran.

Al llegar al trabajo me enviaron un enlace, un enlace que me abrió los ojos hacia la cruenta naturaleza, un enlace de muerte y agonía, un enlace que me enseñaba que los incrédulos no tenían razón y que a los ateos de Platón les hubiera hecho ver que la Atlántida debió existir y sufrir los mismos y demoledores embates del hijo de Cronos que estaban arrollando la costa norte japonesa.

No daba crédito a lo que estaba viendo: el mar se estaba tragando siglos de civilización y a la vez a una familia de humildes pescadores, y es que el odio que nos puede tener Gea nos hace pagar justos por pecadores, yo he visto a personas corriendo a sus casas para resguardarse de la ola, asirse al pomo de la puerta de su casa, puerta que nunca llegó a volver a cruzar y pomo que se perdió en las aguas… Personas desesperadas que son capaces de bajarse de sus vehículos ante la imposibilidad de huir del horror que Poseidón lanzó tras de ellos y prefieren ver de frente la magnanimidad salada que ese día tenía un hambre irrefrenable.

Sin embargo, las noticias en prensa y televisión del afamado occidente, de intachable moral, a las pocas horas, cuando aún no había tiempo ni para respirar, cuando aún había cadáveres calientes, cuando lo normal es hablar de la ayuda que se va a enviar… aquí no… aquí sólo nos importa Fukushima Daiichi, y a mí me da la impresión que no es por lo que les pueda pasar a los japoneses. Nos hemos despreocupado de alimentar nuestra conciencia y nos atiborramos de esa falsa moral que se escuda en las bonitas palabras y talantes huecos de pensamientos hacia el prójimo.



Noticias de canal sur, si mal no recuerdo sábado 12 de marzo:
- Noticia 1: Centenares de muertos y unos 10.000 desaparecidos.
- Noticia 2: Los empresarios andaluces preocupados por lo que el desastre japonés pueda afectar a la exportación del jamón serrano.

Es como el chiste, el que quiere poner la esquela porque se le ha muerto la mujer y no tenía mucho dinero y decide poner: “Mari muerta”, a lo que el de la imprenta le indica que si pone una palabra mas, le regala otras tres mas, así que este hombre decide poner: “Mari ha muerto. Vendo Ford Fiesta”…
Es que hay que llevarlo “to palante”.

A eso… a eso se llama tacto… y a partir de ahí se dedican a dar números, no hay drama en Japón, aquí lo que importa es que se enfríe la Central Nuclear de Fukushima, colaborar con palabras y que podamos dormir tranquilos. Abramos debate, que aquí ahora mismo lo que importa es discutir si nucleares sí o nucleares no.

Además, sus embajadas en España deben sufrir las ambigüedades disfrazadas de ideales que encarnan nuestra sociedad: sí, yo apoyo al pueblo japonés, pero a la vez me concentro en su embajada para protestar porque tienen centrales nucleares.

Es muy divertido, no queremos centrales nucleares, pero si queremos tener a la vez encendida la televisión, la lavadora, el congelador, el frigorífico, el microondas, el horno, el nene con su tele en su cuarto, la consola… y aún querremos que no nos suban los precios de la energía… creo que había una regla clara, si baja la cantidad de energía ofertada al mercado y la demanda se mantiene… ¿adivinan? Sí, le echaremos la culpa a Sebastián.

Algo parecido ocurre con los móviles, todos queremos tener cobertura en todos lados, pero nadie quiere tener una antena de repetición cerca.

Señores, busquemos los grises (no me refiero a los de la postguerra, nota para los “sensibles”), unos grises claros, lo que siempre se ha llamado “ni pa ti, ni pa mi”.

¿Véis? Quería resumir el sentimiento de culpa que me embarga porque no se habla de los muertos y lo que están sufriendo en Japón y, sin embargo, acabo hablando de dinero… si es que por algún lado se me tenía que notar que voto a la ultraderechona y que sólo me preocupa la economía y que el capitalismo no se hunda.

Que optimista es el diablo si se cree que puede hacer al hombre todavía peor de lo que es (Los Príncipes 2011). En eso estaremos de acuerdo, ¿verdad?

Dedicado a todos esos cuerpos que aún no han sido encontrados o a los encontrados y no contados, ya que se han visto “tapados” por una espesa cortina de humo… tóxica, eso sí.


Crudelius est Quam mori Semper timere mortem

2 comentarios gorrioneros :

Que dios nos coja "confesaos"...lo dice una no-creyente y que reparta suerte en vez de justicia.

juani
24 de marzo de 2011, 18:11 comment-delete

Pa quitarse el sombrero, este ma gustao un montónnnn, tenías que ser de la family jejejej. Un besote y enhorabuena.

hugacan
24 de marzo de 2011, 23:15 comment-delete

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