Número 1

La verdad es que a mi edad, recuerdo como si fuera ayer la primera vez que me sollé la rodilla y ese calor que te inunda al ver como un pedacito de ti se te ha quedado por el camino y que por mas que lo buscas en el albero del parque, ya es tarde, y no lo vas a encontrar; que ese pellejito que te falta, volverá a crecer y todo volverá a estar en su sitio. ¡Ay! ¡Inocente criatura! ¡Ya te partirán otra cosa y no te dará por buscar sus retales!
Para aquellos liberales que estén leyendo esto… no me estoy refiriendo al ojo de Mordor (todavía no).

También, aún me funciona de una manera relativamente correcta la memoria para las acciones cercanas en el tiempo: que comí ayer, de qué hablé con mis padres, si tomé fibra en su justa medida (para ser sinceros aquí iba a escribir si conseguí c___r el día anterior, pero creo que no me hubiera saltado la censura),…

Estos dos primeros párrafos de preliminares, perdón, preámbulos, (en que estaría yo pensando), tienen un porqué, y ese es que me da vergüenza admitir que no recuerdo el día y la hora exacta en la que me presentaron quizás al ente que mas me ha podido marcar, dicha fecha debería estar cincelada en todos los poros sebosos de mi cuerpo…
Pero no importa, aquella maldita y bendita noche de Febrero de 1992, serían aproximadamente las diez de la noche de un viernes cualquiera (hasta ese momento), mi padre había salido del baño de echar una meaíta, se me acercó a mi, que a la tiennna edad de 14 añitos estaba jugando con mi Hundir la Flota, solito en el salón, se me acercó y dijo una frase de la cual, creo, que aún se arrepiente: “Hijo, estoy viendo en la tele del cuarto una cosa muy graciosa, ¿quieres verla conmigo?”
Inmediatamente lo deje todo, no siempre te invitan a meterte en la cama con alguien, aunque sea tu padre.

Me acomodé a los pies de la cama, el espectáculo era grandioso: ya se habían izado sus velas rojas esperando que no soplara una fuerte Ventolera; a proa, un mar de ávidos oídos se encontraban al acecho de una excusa para soltar una Sonri-silla; a popa, un destartalado forillo se iba perdiendo en lontananza; a estribor y a babor un grupo de gargantas afines al Capitán Veneno estaban a punto para comenzar un repertorio y, una vez se hizo el silencio en este Mar de Coplas, sonaron los acordes de… un bombo… POM…
“Gracias, y olé
y en vez de coger los duros lo que cogió fue una pulmonía,
aunque bien poco tenía…”

Esos fueron los primeros versos que Don Carnal en su inmensa caridad, tuvo a bien para deleitarme. Durante 25 minutos disfruté tanto o más que cuando me pellizcaba la postilla que me hice cuando me sollé en el primer párrafo.

Aquello era nuevo, fresco, me enfermó cual sanmolontropo pone mala la “bayonesa”, y es que hay que tener época vergüenza para escribir esas letras; también hay que estar algo borracho para esperar todo un año para sentirse rico cuando se te escucha, y eso que tú no eres un titi, aunque a veces con el jurado te quedes algo lacio, siempre obtienes el favor de las marujas de tu barrio por mas cagarrutas del monte que te pongan por el camino. En estos años has demostrado que juegas limpio, que no eres un guarrindongui a pesar de que te han dado mucho porculin, te has sabido comportar encajando los golpes de la mejor manera posible, está claro que el que vale, vale, si bien el jurado no ha sido una orquesta alegría para ti, te olvidabas en tu peña flamenca que no era de este mundo a pesar de lo que diga tu mujer… es que a veces es mejor estar soltero y sin compropiso (como yo: aviso a navegantes XDD); no obstante, aunque abras negocios como un taller para coser pa la calle o un lestaulante chino, tú lo escribes to pa ella, para tu Cai, sin embargo, si bien a veces te enteras y otras no te enteras, la verdad es que eres un Número 1.

¡¡¡¡¡yyyyyyyyyyyyyyyyyeeeeeeeeeeeeeleeeeeeeee!!!!!

Muchos me tildan de que no me gusta el Carnaval, que soy un fanático del Selu… bueno… os diría que si me gustase más otra chirigota… pues yo lo compararía con… no sé, un rasurado genital… me explico, quedaría taco de mono y vanguardista, pero a la hora de la verdad, después de tantos años con pelambrera… al darte amor propio, seguro que sentirías rechazo al roce de la piel de tu mano y exclamarías: “¡Coño! ¡Qué esta no es la mía!”

Creo que lo he explicado meridianamente bien y espero haber arrancado alguna sonrisilla a quién lo haya leído.

P.D.: 日本のために祈ってください

Crudelius est Quam mori Semper timere mortem

4 comentarios gorrioneros :

Deberías admirar también a grandes como el Canijo, el Love o el Remolino, pero tranquilo que yo se que no te sale, no te sale, no te sale...jajaja

16 de marzo de 2011, 11:02 comment-delete

Hay que ser positivo, ya te queda menos para escucharlo de nuevo el año que viene.

juani
17 de marzo de 2011, 8:05 comment-delete

Gran artículo Marquitos!! Es normal que los primeros recuerdos te marquen para toda la vida... yo los descubrí en los ricos y también ese año descubrí a Martínez Ares con los miserables... siempre les tendré especial cariño porque las primeras vivencias se quedan para siempre!! Y ahora me dejo de filosofar y te recomiendo que escuches un corito nuevo que ha quedado tercero este año... dicen que no está malote! jajaja! Un abrazo!!

Joseja
17 de marzo de 2011, 14:03 comment-delete

jajajaj
tan de arte!! el año k viene otro cuarto premio... pero vamos k pa nosotros siempre va a ser un primero

Anónimo
18 de marzo de 2011, 12:22 comment-delete

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