¿Pa que coño?

Sensaciones, sí, esas sensaciones que tardan en repetirse y que las hacen tan especiales como para estar soñándolas día tras día, rogando se repitan para que su recuerdo perdure tanto como la última vez, para que su sabor no se llegue a olvidar, no perdiendo la fe en que sí consiguiese reunir los mismos elementos, volvería a sentir ese cosquilleo por el que notas mas las pulsaciones de tu corazón, las cuales retumban en tu oído como cuando siendo un infante te hacían correr el test de Cooper…

Un ejemplo fue la preciosa noche de ayer, donde hasta las nubes tuvieron a bien retirarse para que las estrellas y la luna trataran de iluminar a los embriagados de Carnaval… bueno, y de diversos tipos de alcoholes.

Tras 255 días, disfruté, pero de verdad, o como diría aquel, disfruté en gordo, sin recordar hechos pasados que irremediablemente tendrán que formar parte de los fotogramas de mi vida cuando parta de aquí y me convierta en la nada que soy ahora pero, por fin, incorpórea.

La noche prometía la misma rutina de escenarios cambiantes que gobierna la existencia; la desidia de los vaivenes de mi ánimo me hacía pensar que la mejor opción era el regreso a mis cuatro paredes (techo incluido).

¿Indolencia o apatía? La manera en que dejamos pasar el tiempo, sin reaccionar, acercándonos, pasito a paso, al torbellino final, a la angustia de la expiración, al momento de “¡eah! ¡a tomar por culo!”. No pensamos realmente que hacemos con nuestras vivencias, creemos que viendo Arrayán o el Sálvame, matamos el tiempo pero es justamente al contrario: el tiempo nos mata a nosotros (la otra opción era poner “La Belén nos maaaaaata” pero perdería “punch” la historieta, aunque ganaría glamour… ¿o no?).

Las divergencias a la hora de encarar la vida, en degustarse con la búsqueda de la felicidad continua, o en embarcarse en el navío de la perdición para aislarse de todo, todos y demás; esas divergencias pierden su valía pues convergen, al igual que nosotros, en el único destino posible, a la mayor sinrazón para el humano irracional: la pérdida de cuerpo y recuerdos. ¿Entonces que sentido tiene todo esto? Si ni siquiera era nada, ¿para que realizar esta travesía?... como diría un castizo… ¿pa esto me echó por coño mi madre?

Anoche todos estos pensamientos se desvanecieron, la música de unos nudillos, la fría chapa de una mesa de bar ayudando en la percusión, y letras cercanas de voces extrañas… “De to las que yo vengo a verte prefiero las noches de mayo…”. Con que poco…

Son las 6.27 de la mañana, quería escribir de carnaval pero me ha salido esta bazofia, lo efímero de mis pensamientos, el Carpe Diem o el Ubi Sunt, da igual, al final todo converge… ¡cucha, lo que yo te diga!


Crudelius est Quam mori Semper timere mortem

1 comentarios gorrioneros :

Estamos de acuerdo en que la luna era espectacular.
Fuedtecito, hay que seguir pa'lante pase lo que pase.

juani
21 de marzo de 2011, 21:58 comment-delete

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