10022005

Tengo diarrea en el cerebro… ya que todo lo que pienso me sale hecho mierda…aunque de

corazón deseo que esto que escribo este todavía bajo los efectos del Fortasec…

Fuiste un caso verídico, y como usted diría, hay que contarlo porque es verídico.

Durante tres cuartos de siglo nos fuiste regando con arte, ese arte que fue germinando en tus entrañas a través de chatitos de vino en las “tascas” sevillanas, entre rezos en tu capilla de Los Ángeles, entre sufrimiento en tu Nervión y entre olés a Curro en tu Real “Mahestranza” de caballería.

Recibías de esta ciudad sus historias, sus situaciones y circunstancias, y con ese dar sin recibir mucho que guió tu vida, las transformabas con tu imaginación en tus casos verídicos que, sin necesidad de palabras malsonantes, ni zafios recursos de desdichados humoristas actuales, conseguían arrancar la risa en una época en la que el vulgo tenía su mente en muchas cosas, pero no en la risa.

Transformabas reales historias, chascarrillos de barrio que, seguramente, tendrían mucho mas de realidad de lo que muchos nos hemos llegado a pensar, en obras de arte, cosas de la calle, de lo que fuiste siempre, de la gente de a pie. Para muchos “eruditos” un humor trasnochado, un humor que recordaba otra época, otra época en la que sí que debía ser difícil hacer reír, en la que reías para olvidarte de los dirigentes; y ahora, los mismos, se ríen mas, viendo como algunos se ríen de muchos y así nos va.

Aún no te he visitado en tu chalet de San Fernando, no por nada, a esos sitios sólo voy de visita obligada de vez en cuando, llevando vehículo para salir cuanto antes, excepto el día que vaya y no conduzca yo… pues entraré con los pies por delante. Aún sin visitarte ya me hago a la idea de que al lado de tu lápida hay otra que reza:

“Aquí yace Nadie, porque su padre utilizaba preservativos Control”

Puesto que tú te reías hasta de lo inevitable y no me extrañaría que aquella madrugada, cuando la Parka vino a buscarte, la sentaste y le contaste aquel caso verídico de "Un gran entierro en Sevilla" para poner epitafio a tu vida pintándole una sonrisa a la mismísima muerte.

Aunque para gran entierro el que te hizo la Casa Consistorial de esta tu ciudad. Fíjate si te enterraron bien que hace seis años de tu muerte, y ya son muchos para recordarte, para hacer una breve reseña en la televisión municipal, tu plaquita en la calle Viriato y no vayas a darle carreritas a Alfredo… opá que vi a largar, opá que vi a largar… y sí, voy a largar: parece mentira Paco, pero en esta tu ciudad de la que presumías, me hago eco de una noticia de hace seis años ” Por iniciativa del humorista Josele, se solicitó una calle en la ciudad que lo vio nacer, petición que fue oída por el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín quien dijo que la estudiaría”. Efectivamente, fue oída pero NO ESCUCHADA, sin embargo, tú no te lo has ganado ni vivo ni muerto, aquí vale mas ser mujer/miembra y defender a “capa y espada” tu ciudad con la lapidaría frase “En algún sitio hay que nacer”. Con eso se ganan calles.

Que sí, Paco, que tienes razón, esta es la gracia de Sevilla…

Crudelius est Quam mori Semper timere mortem